A pesar de haber sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional (hace dos años), La Vijanera aún no ha logrado la fama que merece.
Se trata de una tradición que se celebra en Silió (Cantabria) y es, además, el primer carnaval del año: en concreto, se celebra el primer domingo de enero.
Antiguamente se celebraba también en otras comarcas cantabras como Iguña, Torrazno, Transmiera, Campoo y Polaciones. Se cree que la tradición se remonta a la época del Imperio Romano. De hecho, el dios Jano es el que preside la fiesta de La Vijanera. Janus, en latín, deriva de Jauna, que significa puerta. Por lo tanto esta fiesta hace referencia a la puerta entre dos años, por alusión al prefijo vi- (bi-).
En la representación participan más de noventa personajes, siendo todos hombres y miembros de la Asociación Cultural de Amigos de La Vijanera. Los más importantes son la madama, el mancebo, los trapajones, el oso (que encarna el mal) y su amo, el pasiego, la Pepa o Pepona, el médico, el viejo y la vieja, el domador y el húngaro. Según la crónica de este año de El diario montañés los participantes vienen “envueltos en trajes de marcado corte rural, hechos con elementos propios de las labores cotidianas y la naturaleza de la zona”. En la edición de 2011 hubo también unos disfraces que llamaron particularmente la atención: la Giralda y un gigante.
No obstante, los personajes más llamativos son los zamarracos: hombres vestidos con pieles de cordero y sombreros picudos, con la cara pintada de negro y que, haciendo sonar enormes cascabeles atados a sus pieles, ahuyentan a los malos espíritus del año del pueblo.
Una vez que éstos han llegado a los confines del pueblo, los jóvenes del pueblo son los responsables de hacer una crítica en tono jocoso del año pasado.
A continuación, se celebra la Preñá, que es el nacimiento del nuevo año y la muerte del oso, en representación de la derrota del mal y la victoria de los buenos propósitos para el año entrante.
La fiesta termina, muy al estilo cántabro, con cocido montañés para todo el pueblo y el público.
Según cuentan, La Vijanera está en auge. Ya casi han pasado treinta años desde su reaparición, ya que, a pesar de ser una tradición sumamente antigua, la dictadura de Francisco Franco prohibió su celebración. Además de haber sido reconocida finalmente como Fiesta de Interés Turístico Nacional, y de incrementar cada año el número de participantes y espectadores, recientemente se ha inaugurado un museo temático de la fiesta en Silió. En este se pueden encontrar los trajes típicos con los que se disfrazan los personajes, fotografías de las últimas celebraciones y máscaras de todo tipo.