¡¡¡Un poco de dignidad por favor!!!

No, no insistas, no me vas a convencer. No todo vale a la hora de disfrazarse y hay cosas que mejor no intentarlas siquiera. ¿Gracioso? Confundes gracioso con patético y alguien capaz de enfundarse en unas mallas de superhéroe cuándo por tamaño debería de haberse vestido de Hulk o de Purk “El hombre de piedra”, no merece demasiada compasión.

Si, si, que ya lo sé, que los carnavales son para divertirse y para pasarlo bien ¿Pero puedes pasarlo bien realmente cuando te invade la vergüenza ajena? Y es que una cosa es realizar un disfraz sencillo y divertido que no cueste dinero y otra….algo inclasificable y que haga sonrojar a quien se cruza en tu camino. Porque todo tiene un límite y si hablamos de ser cutres también debemos de saber hasta donde podemos llegar.

Respeta a las leyendas

Y mira que se pueden hacer cosas por dos duros, pero es que hay gente capaz de gastar toda la producción de papel dorado para hacer algo totalmente infumable que solo produce una mueca entre susto y asco por parte de quién lo mira. Y si ya son fans del personaje, entonces ya se arriesgan a tener que correr y van a necesitar toda la fuerza que los acompañe en la huída.

Y no hablemos si cambiamos de sexo a uno de los malos míticos de la saga y lo convertimos en una especie de híbrido que parece la hija perdida de Pretty Woman y Darth Vadder. Esta foto reúne todo lo que no debes de hacer en un disfraz: mostrar más de lo que los demás quieren ver y atacar las creencias seudo religiosas de los seguidores de una saga. Al menos no sabremos de quién se trata.

Señor dame paciencia porque si me das fuerzas….¡me lo cargo!

¿Y después de todo lo que hemos hablado por el chat y de todas las fotos que me he molestado en mostrarte  me apareces así? ¿Es que no has oído nada de lo que te dije? No me vengas con que en EEUU se lleva poner la foto de niños desaparecidos en los cartones de la leche y aquí no y por eso no entendemos tu humor.

El año que viene me aseguraré yo de escoger el disfraz porque lo que es este año me voy sin el. No, no insistas que yo no pienso meter la cabeza en esa caja para que vayamos a juego… ¡olvídalo!