La fiebre por el mar llega a los más pequeños

Que no daría yo por estar a la orilla del mar, mojándome los pies en el agua y las manos en las caderas, a forma de jaras y soltar un “esto es vidaaaa” entre suspiros… Pero por desgracia me queda mucho hasta que me lleguen las vacaciones y poder disfrutar de la frisa marina.

Pero si hay quien lo pasa fatal y sueña con esto, esos son los niños. Quienes disfrutan sin duda más de la playa desde la arena, esa que tanto te incomoda a ti en tu ropa, hasta de persiguiendo las olas, a las cual se lanzan sin pensar. No como tú, que para meterte en el agua has empezado a restregarte el agua por las piernas terminando por la nuca, para meterte con el cuello más estirado que un ajo…

Reconozcámoslo, la playa es para los niños. Por eso la entrada de hoy va destinada a estos pequeños, que con las persianas bajadas, en sus habitaciones a la hora de la siesta, sueñan con el mar y los habitantes que en el habitan.

La medusa

El pánico en las playas, ¿cuantas veces has huido del agua entre gritos confundiendo una simple bolsa de plástico con una de estas criaturas? Oye, y no es para menos. Que una picadura escuece muy y mucho.

Para hacer este traje lo único que necesitas es crear un gorro, que puede ser partiendo de uno. El cual se cubre de coma espuma y se forra de una tela con brillo. Una vez creada solo tienes que colgar de ella tiras de diferentes telas y transparencias jugando con azules. Para terminar viste al niño del mismo color.

El Calamar

Vale, puede que no sea el animal más estético del mundo. Pero la verdad es que este disfraz me parece de lo más bonito y fácil de construir, ¿no os parece? Además puedes jugar con muchos colores, ya que hay muchas clases de calamares en el mundo. En este caso, en rojo.

La forma de hacerlo es parecida a la anterior. Un capirucho con tela roja de felpa, para darle esa rigidez que tiene el animal, y unos tentáculos colgando de él. Ya solo falta hacerle los ojos a lado de la cabeza y completar con ropa del mismo color.

El tiburón

Además de ser la canción del verano, una de las películas más famosas veraniegas. Aunque en este caso, el susodicho tiburón más que darte miedo por si te muerte, lo debería tener el, pues es para comérselo a besos.

El disfraz está realizado en gomaespuma o cualquier material que de una cierta rigidez, para que quede abombado y le quede holgado al niño. Solo hará falta abrirle un hueco para las piernas y dejarle la boca abierta para que asome la cabeza.

Mientras lleguen días de playa imaginemos el mar.